Jano hijo de Apolo y marido
de Tesalía, según los romanos hijo de Coelo y Hécate fue uno de los Dioses más
importantes del Panteón romano. Cuando éste Dios estuvo en edad aprestó una
flota, arribo a Italia, emprendió sus conquistas y fundó la colonia de Janícula
y construyó la civilización de los habitantes del país, principalmente por los
consejos de Saturno que se había retirado a esta comarca donde Jano le dio buena
acogida. Jano enseño a los pueblos las divisiones del año, la náutica, el uso
de la moneda, los principios de la justicia y a vivir felices bajo el amparo de
las leyes: les instruyó en el modo de honrar a los dioses en sus templos por
medio de sacrificios, a circuir las poblaciones con muros, a labrar los campos
y el cultivo de la vid. Los romanos agradecidos a éstos beneficios lo subieron
a la categoría de Dios, siéndolo también como el máximo exponente de la paz. En
sus fiestas de honor; Janualia, celebradas el 1 de enero se cubrían sus
estatuas con laureles verdes y se le ofrecía harina, sal y vino
En la mitología griega Eglé era
una ninfa a quien el sol hizo madre de las Gracias, portadoras de todas las
virtudes universales y Sileno era el sirviente, compañero y tutor amado del Dios Baco
Eglé era una ninfa (La más
hermosa de las náyades) que habiéndolo encontrado a Sileno ébrio y dormido, se
acompañó con los sátiros Chromis y Mansillo. Se empeñan en atarlo con
guirnaldas y Eglé les proporciona su ayuda. Al punto, Sileno despierta y pide a
los jóvenes que le liberen de sus ataduras y Eglé le embadurno el rostro, la
frente y las sienes con el zumo de moras como parte de la travesura; como
rescate Sileno les ofrecerá un canto, un carmen, al tiempo que otra recompensa
es prometida a Eglé. Sileno se pone pues a cantar, y los faunos y animales
salvajes, a bailar en cadencia. Dicho canto es, en realidad, una revelación de
la Gran Obra o “metamorfosis”, tal como se la llamaba entonces.
Esta historia esta narrada
en la Obra “Bucólicas” de Virgilio; égloga 6, siendo su extensión de 86 versos
“Piérides [Musas], seguid.
Los zagales Cromis y
Mnásilo vieron a Sileno en su gruta, echado por
tierra, durmiendo, con las venas henchidas -así
siempre- con el Baco de ayer; / sólo que por tierra de la
cabeza las guirnaldas le habían
caído y lejos yacían, y
el jarro, pesado, colgaba del asa por tanto roce gastada.
Se dejan caer sobre él y como más de una vez el
viejo a los dos había engañado cuando esperaban
oírle cantar, con esas mismas guirnaldas lo atan. Se
les junta aliada con ellos y, asustados como están, les
ayuda Egle, / Egle bella entre las náyades bellas, y
cuando él tenía ya los ojos
abiertos, le pinta ella la
frente y las sienes con moras como la sangre rojas. Le
da risa a él el engaño y "¿A qué sujetar aún con un
nudo estos lazos? " -les dice- "soltadme, zagales,
basta, ya se ha visto que podíais hacerlo; escuchad
cantos, como queréis, tened cantos / en recompensa
vosotros, que ella otra paga
recibirá ". Al punto
empieza a cantar
Habrías visto entonces a faunos y fieras bailar a
compás y mover las copas recias encinas. Que no
goza tanto con Febo el abrupto Parnaso ni tanto admira
el [monte] Rodope y el Ismaro a Orfeo [el poeta]. /”
Antiguamente los Lemures y los Manes parecían tener una misma significación, los Lemures o Remures eran los Manes o genios irritados que se ocupaban en hacer daño: su nombre en opinión de Apuleyo, significaba en el antiguo lenguaje, lo que resta del hombre después de su muerte, pero el mayor número de autores lo derivan de Remo que fue por su hermano muerto, y cuya sombra necesito para ser aplacada las fiestas que Rómulo instituyo en su honor, llamadas Lemurales o Remurales durante las que se cerraban en Roma los templos de todas las otras divinales, y no se podía contraer matrimonio: Esta fiesta duraba del 9 al 13 de Mayo, celebrándose en medio de una completa oscuridad y concluyéndose a la noche. Cada padre de familia se levantaba lleno de espanto, marchaba dentro de la casa con los pies desnudos a oscura por todas sus casas, haciendo un poco de ruido con la mano para espantar las sombras que se complacían en estar en lugares silenciosos, se lavaba la mano, cascaba unas habas negras que se había puesto en su boca pronunciando en voz baja esta palabras “Yo me quedo y mi familia con estas habas” cuya fórmula repetía nueve veces sin mirar hacia atrás. Pasado un instante de silencio el romano gritaba en alta voz hiriendo en un vaso de metal “Manes de mis antepasados, Lemures, Dioses de los infiernos, salid de esta morada”, en ese momento se encendían todas las luces y acababa la ceremonia
Para los Etruscos y los antiguos las habas simbolizaban la puerta de infierno por su formato y estaban consagradas a los Manes
Era una diosa itálica que
presidía la propagación y bienestar de los ganados, su culto era célebre en
Roma y se practicaba todos los años el 21 de abril en las fiestas llamadas
Palilias o Parilias (Diosa del parto de los ganados)
En estas fiestas los
pastores se purificaban con perfumes mezclados con sangre de caballo, las
cenizas de un becerro recién muerto y los cascabullos o vainas de habas, también
se purificaban las cabañas y los ganados con azufre, olivo, pino, laurel y
romero, después dando fuego a las gavillas de paja, cuando estaban ardiendo los
pastores saltaban por encima tres veces y giraban igual número de veces. Ofrecían
a la diosa tortas de miel, queso, habas con leche y vino cocido.
Gluck - Philémon & Baucis (Aristeo / Bauci e Filemone)
Filemón y Baucis, hospitalidad
y amor eterno (Leche, miel, pato, tilo)
Cuenta la historia que
Filemón y Baucis vivían en Frigia unidos desde muy jóvenes por los vínculos del
matrimonio y después de mucho tiempo viviendo apaciblemente Júpiter y Mercurio
descendieron a la tierra para conocer e indagar por experiencia el corazón
humano. Todas las puertas que éstos llamaron se cerraron a la vista de estos
forasteros aunque los más pobres de la comarca (Filemón y Baucis) ofrecieron
hospitalidad a los viajeros celestes. Baucís calentó agua para lavarles los
pies, dándole luego leche, miel y frutas que era lo único que disponían en su
cena rústica, con un pequeño frasco de vino, el cual como bebiesen a cada
instante los Dioses, no llegaría nunca a quedar vacío (Este milagro descubrió a
los incógnitos personajes): en el momento Baucis quiso matar el único ánade que
tenía en el corral, y persiguiéndolo para cogerlo, loa tímida ave se escondió a
los pies de Júpiter, éste le indico desistiera de su propósito; pero que le
siguiese hasta la cima del inmediato monte. En efecto, allí llegados Filemón y
Baucis dirigiendo su vista por la rica llanura que acababan de dejar, vieron el
país sumergido por lluvias espantosas: Solo ellos escaparon de la catástrofe
universal. Ahora, dijo Júpiter, ¿Que deseais en recompensa de vuestra piadosa
hospitalidad?, Filemón contesto “Habitar en un pueblo que sea consagrado a vos –
Y morir juntos – añadió Baucis. En el instante, un templo magnífico surgió del suelo
como por encanto. Filemón y Baucis llegados a la vejez y extrema caducidad,
fueron metamorfoseados en un mismo instante, el esposo en encina y la esposa en
tilo.